Columnista Monseñor Darío de Jesús Monsalve
Arzobispo de Cali
Como servidor de la causa por la convivencia fraterna y la transformación pacífica y democrática de la sociedad, de la economía y del Estado, como también de las incidencias dañinas contra La Casa Común y el planeta de la vida, doy mi saludo y abrazo, de pastor y arzobispo, a quienes participan en este encuentro.
Las confusiones, tan lamentables y necesarias de corregir, entre la prevención para acoger y acompañar, y la provocación para darle “tratamiento de guerra” a las manifestaciones constructivas de libre reunión y pensamiento social, han hecho difícil y fatigosa la participación nacional y local.
«manifiesto mi consideración y respeto, entendiendo que toda persona consciente y digna, es un aporte y un aprendizaje en la ruta colectiva: hay que escuchar, aprender e intercambiar, para CAMINAR JUNTOS COMO ÚNICO PUEBLO»
Les manifiesto mi consideración y respeto, entendiendo que toda persona consciente y digna, es un aporte y un aprendizaje en la ruta colectiva: hay que escuchar, aprender e intercambiar, para CAMINAR JUNTOS COMO ÚNICO PUEBLO, con diversas propuestas, pero con propósitos y caminos comunes, hacia un PROYECTO INCLUYENTE DE PATRIA.
Es exigencia inmediata de solidaridad y de generosidad, la que nos imponen las coyunturas y la conjunción de crisis diversas, como la sanitaria, la política, la social, de seguridad y cambio climático, de supervivencia con dignidad, y de violación armada y virulenta, en contra de los derechos humanos y colectivos.
«acercarnos más y más entre ciudadanías y manifestantes, para avanzar como nación, para superar juntos este horror de desencuentro y de confrontación»
Invito, desde la fuerza del Amor eficaz de Dios y entre el prójimo y los pueblos, a acercarnos más y más entre ciudadanías y manifestantes, para avanzar como nación, para superar juntos este horror de desencuentro y de confrontación. Uno mi bendición y oración a este propósito.