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La Paz Cuenta Con Su Bendición

BOLETÍN #108

En el evento de lanzamiento del movimiento Defendamos la Paz, capítulo Valle, Juan Fernando Cristo, exministro del Interior en el Gobierno de Juan Manuel Santos, aprovechó el momento para agradecer a monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, “su compromiso por la Paz de Colombia”, palabras que los más de 200 asistentes respaldaron con un fuerte aplauso.

Es común que monseñor Monsalve se suba al altar, tome el micrófono y le hable a los feligreses sobre la oportunidad de Paz que merece Colombia. Cuando le toca su turno de tomar la palabra, muchos de sus sermones son para reclamar por los derechos de los más pobres, para llamar la atención al Gobierno por la protección de la vida de los liderazgos sociales, para rechazar todo acto violento de quienes usan las armas y para invitar, con insistencia, a que en el país se respete el acuerdo de paz y no se entierre la posibilidad de seguir dialogando con el Eln.

Desde que el arzobispo de Cali se ha destacado por ser un pastor que presta sus buenos oficios para construir la Paz, hay quienes levantan improperios en contra de su vida y su servicio pastoral. Su convicción religiosa, su fe que se conecta y encarna en la realidad colombiana, le ha dado una postura profética que algunos le cuestionan y otros le aplauden. El Twitter de monseñor (@arzobispodecali) es evidencia de las diferentes pasiones que despierta, tantas, que hasta amenazas ha recibido por ser un artesano de la Paz.

Juan Fernando Cristo le reconoció al arzobispo las bendiciones y el trabajo arduo que durante el proceso de diálogo con las Farc realizó, así como el compromiso para que los diálogos con el Eln se dieran en el anterior Gobierno, y las gestiones que ha adelantado para que esa guerrilla y el Gobierno del presidente Iván Duque continúen en la mesa de conversaciones.

En el lanzamiento del movimiento Defendamos la Paz, capítulo Valle del Cauca, el arzobispo de Cali, quien junto a políticos, líderes y lideresas sociales, intelectuales, ha participado en la construcción de esa iniciativa nacional que agrupa a quienes trabajan por la Paz, dijo que el movimiento es la “unión de voluntades y de esfuerzos. Una unión espontánea, generosa, que abre capítulos como este en el Valle del Cauca, en donde por fin trascendamos las fronteras, las desconfianzas y las descalificaciones”.

Frente al auditorio, vestido de pantalón, camisa y zapatos negros, guardando luto por las vidas de niñas y niños recientemente asesinados, así como la de hombres y mujeres servidores de la paz y los derechos, la voz del obispo Darío, la misma que aparece en televisión, radio, prensa, y que incomoda a los discursos rimbombantes de la guerra, se alzó serena, con un leve acento antioqueño y un tono de cuando da su homilía, para decir que “la paz es el camino de toda vida que anhela felicidad, de todo pueblo que suspira por la vida y no se resigna al hedor de la muerte”.

La siembra, el servicio y la unidad en torno a la Paz es el mensaje que, cada vez que tiene oportunidad, monseñor Monsalve intenta dejar como quien busca ser fermento de la esperanza, de alguien a quien ya le parece suficiente el más de medio siglo de violencias y que, por esa razón, se declara a sí mismo como “un servidor incondicional de esta causa de la vida: de la vida como paz y de la paz como garantía de vida, de dignidad, de unidad y futuro”. Esto le hizo saber el arzobispo de Cali a quienes en la mañana del viernes 17 de mayo lo escucharon durante el acto de conformación del movimiento en la capital del Valle.

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