Observatorio de Realidades Sociales Arquicali

Visibilizarnos desde la vida y no desde la muerte

Columnista Diana Carolina Mendoza

Sembrar es un proceso largo y meticuloso, necesita amor, paciencia y constancia. Sembrar es cuidar una vida y crecer con ella. Cuando los vecinos de Llano Verde llegan a sus nuevas casas entre el 2013 y 2014, llegan a sembrar. Para sembrar también se necesitan sueños, se necesita voluntad y compromiso. Cuando los primeros habitantes se encontraron se dieron cuenta que a pesar de sus diferencias tenían sueños comunes, querían cosechar un territorio de paz.

Entonces comenzaron a sembrar, cada uno sembró en su casa un ambiente familiar y en el barrio se comenzaron a tejer redes de apoyo para habitar el espacio público, activar las zonas verdes y reconocerse desde sus historias personales. ¿Fue fácil? No. Cuando llegaron, el barrio no estaba terminado, algunas vías estaban cerradas, varias viviendas sin entregar, no había equipamientos y tenían un gran estigma, los barrios vecinos los consideraban un peligro para la zona.

“Aquí entre todos nos cuidábamos, nos reuníamos para pensarnos el barrio porque teníamos muchos problemas cuando llegamos, teníamos la estigmatización a la que estábamos sometidos por nuestros vecinos. Nuestros vecinos no nos querían, ellos pensaban que nosotros éramos guerrilleros, paramilitares o secuestradores, teníamos un letrero inmenso en la frente que decía “Sospechoso”. Nosotros nos comentábamos eso, ¿cómo quitar el estigma? Nosotros acá adentro hacíamos unos encuentros con fogatas, con nuestros viejos del pacífico, paisas, nariñenses, costeños, para que nos fueran contando cómo era su territorio antes del desplazamiento, cómo eran los juegos, nos contarán cuentos y nos la pasábamos noches con agua de panela, con viche, con marimbas, con guitarra y tambores contando a los niños y los viejos cómo era nuestro territorio, porque una de las primeras cosas era recuperar la memoria”. (Óscar, Líder de Llano Verde, 2019).

El primer sembrado, el primer entramado fue reconocerse como comunidad plural y comenzar a visibilizarse ante la ciudad como un territorio multicultural y en paz. Para este objetivo, los vecinos diseñaron el Plan de Vida de Llano Verde, un plan de acción, el plan comunitario del barrio. Teniendo el Plan de Vida como paraguas, los diferentes liderazgos comenzaron a tocar puertas. A pesar de que las secretarías, fundaciones y organizaciones sociales comenzaron a llegar, los habitantes se preguntaban cómo, no sencillamente aceptar lo que llega como si fuera una receta, sino ser ellos los agentes activos de los procesos.

“Nosotros no entendíamos porque teníamos que trabajar con la oferta y no que ellos trabajaran con la demanda” (Óscar, Líder de Llano Verde, 2019).

Desde la comunidad y en muchos casos con la intervención de instituciones, Llano Verde comienza la construcción de su identidad barrial. Una característica fundamental: Lo multicultural. La población tiene orígenes no sólo en el Valle del Cauca, sino de otros departamentos y muchos territorios rurales. Las expresiones de alianzas, proyectos culturales, deportivos y artísticos comenzaron a resaltar.

“Nos soñamos con un territorio de paz, como cuando alguien va a una ciudad y que dice, vé llévame al parque del chontaduro o al parque Pardollada o a la Alameda que hacen un pescado súper, así nos imaginamos a Llano Verde, que la gente venga a disfrutar de su encocado de cangrejo, su piangua, su tamal, nuestros saberes, nuestras parteras, tenemos unas 10 o 15 parteras, tenemos homeópatas. si me entendés?” (Santiago, Líder de Llano Verde, 2019).

«la mayoría de personas comparten pasados comunes, han sido víctimas del conflicto armado»

Cabe resaltar que el barrio Casas de Llano Verde conviven dos poblaciones, por un lado, las familias beneficiarias del Programa de Vivienda Gratuita, producto de una política nacional, y, por otro lado, las familias reasentadas del Plan Jarillón, una política local. Sin embargo, a pesar de esta diferencia, la mayoría de personas comparten pasados comunes, han sido víctimas del conflicto armado (víctimas y/o victimarios), son familias en extrema pobreza o han sido víctimas de desastres naturales. Por esta razón, el barrio ha intentado mostrarse como una sola comunidad y no aumentar más las diferencias dentro de un mismo territorio.

Unas características nefastas que tienen los proyectos de vivienda social a nivel Latinoamérica, es que se construyen a gran escala, de manera uniforme y se localizan en las periferias externas de las ciudades. Lo que genera que la nueva población queda excluida de los servicios de la urbe y los estigmas negativos permanecen. Sin garantías para habitar la ciudad nacen problemáticas como el desempleo, la deserción escolar, la inseguridad y la presencia de bandas delictivas en el control territorial. Llano Verde no es ajeno a esta problemática, e incluso debido a la falta de continuidad de los procesos institucionales y comunitarios, la poca articulación entre instituciones interventoras y las amenazas a líderes sociales, estas problemáticas han aumentado.

«A pesar de todos los procesos sociales, potencial artístico y deportivo que tiene el barrio, ahora lo que lo visibiliza es el crimen»

El 12 de agosto sale en primera plana la noticia del asesinato de 5 menores de edad en Llano Verde, la noticia escala al ámbito nacional y hasta el Ministerio de Defensa afirma que va a estar presente en el Consejo de Seguridad permanente de la Alcaldía de Cali. Desde hace muchos años los habitantes del barrio han estado denunciando dificultades en su territorio con el reclutamiento de menores de edad, el aumento de inseguridad e incluso algunos líderes han solicitado a la Secretaria de Vivienda Social y Hábitat la reasignación de la vivienda gratuita a causa de amenazas. A pesar de todos los procesos sociales, potencial artístico y deportivo que tiene el barrio, ahora lo que lo visibiliza es el crimen. Dice el refrán que recogemos lo que sembramos, pero, ¿por qué los frutos de una comunidad que construye unida y sueña con un territorio de paz muestra lo contrario? ¿por qué cuando buscamos Llano Verde en internet o cuando buscamos Bojayá o El Salado, lo primero que aparece son hechos violentos? ¿por qué se invisibiliza la historia, la cultura, los procesos, las fortalezas de una comunidad que siembra, crece, sufre y lucha por hacer posible un proyecto de vida barrial? Ahora me pregunto ¿por qué Colombia ha normalizado visibilizar un territorio cuando ocurre hechos como estos? ¿Cómo sembrar vida y no muerte?

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