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Quedan pocas horas para votar ¿Qué hacer?

Para las ciudadanías, las campañas electorales parecen una película que han visto tantas veces, que se la saben de memoria y hasta conocen el final; mismo guion, pero con protagonistas distintos.

En pocas horas se abren las urnas de nuevo. Por eso, dejamos estas palabras a manera de una modesta reflexión ante las realidades que hemos observado durante esta campaña electoral.

Durante un mes, estuvimos en las redes sociales y en las calles junto a liderazgos del proceso de la Escuela Entre Vecinos & Vecinas y la Red Amplia La Colcha, haciendo nuestra propia campaña, pero no para buscar votos, sino para animar a la gente a ejercer el derecho al voto con total prudencia, haciendo un llamado a la inteligencia política y la consciencia electoral. 

En la calle, en el espacio público, nos encontramos con un contundente llamado a no dejarse comprar como acción que sirva para colocar freno a la corrupción.

Escuchamos también a quienes creen que si se quieren cambios, hay que participar y no solo acudiendo a las urnas sino luego en otros espacios igual de importantes para la democracia.

Pero también hay que reconocerlo, la gente tiene muchas dudas. Hay que tomar nota de ello como pertinente llamado a la reflexión y al cuestionamiento sobre lo que continúa pasando. Parece que existe un nivel alto de desconcierto con lo electoral porque existe la idea, muy arraigada, de que, sin importar la candidatura que gane, la gente siempre pierde.

Y frente a ese imaginario, las campañas políticas parecen reforzarlo porque no ofrecen nada nuevo, en el menú de sus estrategias aparece la misma receta cada cuatro años; alianzas (algunas hasta cuestionables) para sumar votos, acusaciones de un lado y de otro, intimidaciones a empleados, ofrecimiento de dinero a cambio de votos, promesas oportunistas ante comunidades necesitadas, shows mediáticos, noticias falsas, verdades a medias, en fin, una serie de cosas que hacen mucho eco y dejan en evidencia los grandes vacíos que existen en la manera de hacer política, pero además, los más grave aún, es que profundiza los discursos intolerantes, exacerba odios que en la historia de Colombia han sido fundamento para la violencia política. 

Ese ambiente atrae a unos pocos y desestimula la participación de otros muchos, haciendo más difícil aún la ya difícil tarea de que las ciudadanías puedan tomar una decisión coherente, responsable, porque no se trata de ir a cumplirle a la democracia por cumplir, sino que ejercer el derecho a votar requiere de un electorado que lo haga movido por la razón y no por la pasión que es a lo que le apuntan las campañas.

Cuando quedan tan solo algunas horas para elegir a quienes estarán en Gobernación, Alcaldía, Asamblea, Concejo y JAC, será la consciencia colectiva la que pueda provocar cambios que en el centro coloque el bien común, tal como lo expresa el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti: “La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”. 

En estas horas que restan, no está demás recordar la importancia de votar con las manos limpias, solo así se podrá escribir una historia distinta, una película en la que las y los protagonistas, sean las ciudadanías.

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