spot_imgspot_img

Tejidos para cuidar la vida y los Derechos Humanos

En el marco del Diplomado en Gestión para la Paz Urbana, se desarrolló el conversatorio “Tejidos para cuidar la vida y los Derechos Humanos”. Compartimos algunas de las reflexiones generadas por las personas invitados y los liderazgos de proceso.

1. ¿Atravesamos una crisis civilizatoria?

Hay quienes afirman que la primera mitad del siglo XX fue la más oscura de la historia de la humanidad y que los totalitarismos fascistas fueron los principales responsables de la mayor parte de las masacres del pasado siglo. El sociólogo Steven Pinker, por ejemplo, dice que la violencia en el mundo se intensifica con el paso de los siglos, llegando a su punto culminante en la primera mitad del Siglo XX, que concluye con millones de víctimas, de las cuales una gran mayoría fuera de los campos de batalla – son víctimas civiles.

En comparación con este pasado entonces, dicen científicos cómo Pinker, vivimos actualmente la época más pacífica de la humanidad. La violencia ha disminuido progresivamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, como se puede comprobar con las tasas de guerras, los muertos en las guerras y el número y duración de los conflictos. Pero, ¿de pronto la hipótesis de Pinker nace de una perspectiva muy europea? Viendo la tasa de homicidios nos muestra otra realidad, incluso el Papa Francisco ha planteado por el contrario, que “el mundo está en guerra”.

Al respecto, Beatrice Quadranti, coordinadora de la Oficina en Cali de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, dijo, en relación al planteamiento del Papa, que “No sabemos decir que, si hay una crisis mundial, pero evidentemente hay muchas crisis en todo el globo.” Y es cierto, actualmente existen docenas de conflictos olvidados en el mundo.

Además, hace más de 10 años los Derechos Humanos están bajo ataques, actores con poder actúan contra la Paz porque se benefician de los conflictos armados. Por ello, Beatrice nos recuerda de un triángulo lógico que se forma entre los conceptos Paz, desarrollo y Derechos Humanos que son inseparables. En este sentido, la ONU entiende que ninguno de los tres se puede realizarse o existir sin los otros dos. Teniendo en cuenta está lógica, la ONU siempre está al lado de las víctimas.

Por su parte, John Freddy Caicedo Álvarez, director de la especialización en Derechos Humanos de Unicatólica, mencionó que el término “crisis civilizatoria” se origina en la teoría de Samuel Huntington que predice un choque entre culturas. Sin embargo, para Caicedo el mundo es mucho más complejo que la teoría de Huntington y los enfrentamientos incluso concurren dentro de las culturas; las culturas no son bloques hegemónicos; las violencias no se basan solamente en guerras entre Estados, por lo tanto, conviene mejor hablar de una “crisis ecológica”.

Otro elemento clave para entender la crisis actual del mundo nos brinda el sociólogo Jose Manuel Valenzuela que introduce el concepto del juvenecido con el cual se refiere al rol de la juventud en los conflictos violentos tanto como víctimas como victimarios. La sociedad responsabiliza a los jóvenes de la violencia en general y hasta de su propia muerte violenta. Cuando alguien dice “por algo sería” se manifiesta esta aceptación de violencia contra y entre jóvenes. Después de la observación de la primera ronda, nos dedicamos a un análisis del país con respecto a la coyuntura actual. 

¿Cómo interpretamos la situación de Colombia y de Cali dentro de este panorama?

Históricamente, las causas que explican la larga duración del conflicto armado en Colombia y su extensa espiral de violencia tienen que ver con la exclusión de una mayoría de personas en el proceso de consolidación del Estado-nación y su modelo centralista; con el descuido de lo social; con el narcotráfico y sus múltiples vínculos con la política, grupos armados y el poder económico; con la dependencia del extractivismo. 

Hoy día, a estos factores se suman según el último informe sobre la Misión de Verificación de la ONU en Colombia de marzo de 2023, la falta de una reforma rural integral, de un enfoque étnico, de la integración de excombatientes y la implementación de la justicia transicional. El informe también señala que las desigualdades de género persisten. Con respecto a la pregunta por la situación actual de Colombia tanto Freddy cómo Beatrice interpretaron la coyuntura en tres líneas:

Primero, a nivel de gobierno hay que resaltar que el cambio de gobierno no incluye intrínsecamente un cambio del poder. Según el docente Freddy Caicedo, vivimos en un momento histórico que puede generar cambio reales si se logra superar los privilegios epistemológicos. ¿Qué es eso? La feminista y antropóloga Rosa Ynés Curiel Pichardo, mejor conocida como Ochy Curiel, quiere decir con esta expresión que la clase excluida históricamente del poder no fue solamente excluida económicamente sino también en referencia al acceso a la información y la formación. Por no haber tenido este privilegio, no sabemos cómo funciona el gobierno. Cuando la clase popular gana una elección, tiene que aprender sobre la carrera cómo son estás dinámicas.

Beatrice enfocó en las responsabilidades del Estado para garantizar a los DDHH y afirma su esperanza con el nuevo gobierno. Por lo menos, dice, por parte de la ONU hoy día hay formas de dialogar con el gobierno y se está escuchando a las recomendaciones, algo que con el anterior gobierno no ha sido posible. Nos recuerda del ataque contra la ONU durante el paro en el año 2021 en Cali y la reacción del gobierno Duque. De todas formas, para el nuevo gobierno hay demasiados desafíos y desea que ojalá haya suficiente capacidades y recursos.

Segundo, entendemos que la necesidad de territorializar el conflicto y las posibilidades de construir paz es trascendente. Históricamente en Colombia se piensa la paz y el conflicto desde lo rural, pero se olvida de la inmensa importancia de los espacios urbanos. Aunque cada territorio tiene otros problemas y otras soluciones, un factor común son las mafias, el crimen organizado, los grupos armados que no quieren construir paz. Un reto grande es la inclusión de las personas y organizaciones dentro de la construcción de una paz estable que no quieren participar de forma voluntaria en ningún proceso de paz, porque viven de las guerras. Nos desafían las limitaciones de la voluntad.

Tercero, los dos ponentes nos compartieron sus preocupaciones frente a la construcción de la paz en esta coyuntura. Por un lado, Caicedo destaca una postura romántica muy común sobre la paz que casi termina siendo una postura nostálgica, que no se basa en ninguna experiencia real, sino al contrario, después de los acuerdos de paz hasta este año siempre le fue peor al país después de llegar a un acuerdo de paz. Después de las firmas siempre se afrontó con una coyuntura más bélica, con más muertos y más conflictos en los territorios urbanos y rurales ypuso como ejemplo los acuerdos de 1954 y 1991. Con esta reflexión nos acercamos a la pregunta por los éxitos y logros actuales en la construcción de la paz desde lo urbano. ¡Para que la paz no nos cuente la vida!

¿Cómo tejer para cuidar la vida y los derechos humanos en Cali?

Las dos anteriores preguntas sirven para indagar por aquellascondiciones y realidades sobre las que es necesario actuar, son los elementos que limitan y guían las propuestas de intervención y construcción colectiva. A través de la pregunta ¿Cómo tejer para cuidar la vida y los derechos humanos en Cali? Se compartieron las experiencias y procesos que adelantan los liderazgos en los diversos territorios. Con esta escucha se profundizó sobre los desafíos presentes en una ciudad que los liderazgos identifican como un territorio altamente violento, machista, patriarcal, clasista y racista; La ciudad está herida. Es importante conocer a los diversos y numerosos procesos de base, desde lo popular, desde la hermandad y solidaridad para construir la paz.

El docente Freddy Caicedo menciona el paro nacional del año 2021 como ejemplo para mostrar que los relatos de pérdidas durante las protestas suelen ensombrecer las razones de las mismas. Es decir, la imagen de horror y terror hace olvidar los momentos de la resistencia y las cusas por las cuales se movilizó una gran parte de la sociedad. No quiere decir en absolutamente ningún sentido que la memoria de las personas que fueron asesinadas no sea necesaria, ¡al contrario! Sin embargo, se debe recordar también las exigencias de la protesta: salud, educación, dignidad, trabajo… Los ataques contra la protesta requieren una reacción de autoprotección inmediata y suelen imponer una historia enfocada en la violencia. “Cuando se fueron a marchar, les tiraron gases y balas, y, frente a esta situación hasta ellos mismos se olvidaron de todo que querían lograr con la protesta, porque les tocó defenderse, protegerse y salvaguardarse”. Pero, ahora, no hace falta buscar respuestas a la pregunta de lo que necesitamos, sino tenemos que recuperar la memoria y  preguntar a los procesos que hay en nuestros territorios”.  

El conservatorio deja dos aprendizajes centrales: Primero, hay una fuerte necesidad de enfocar los procesos, iniciativas al cuidado de la vida de los niños y las niñas, porque muches viven en situaciones indignas, son víctimas de reclutamiento y utilización para la guerra, viven con heridas por abusos y violaciones, y, además con enfermedades que por falta de atención resultan graves. Segundo, las comunidades, las ciudadanías cuentan con un recurso indispensable que es la cultura. La cultura cómo actor propio en la construcción de paz que tiene un potencial transformativo muy bello y fuerte.

Get in Touch

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_imgspot_img

Related Articles

spot_imgspot_img

Síguenos en nuestras redes

9,534FansMe gusta
3,550SeguidoresSeguir
2,896SeguidoresSeguir

Últimos Artículos