Con el apoyo del proyecto Escuela de Ciudadanías “Entre Vecinos & Vecinas” de la Arquidiócesis de Cali, 70 liderazgos de la zona rural y urbana fortalecerán, a través del diplomado en Liderazgo para la incidencia política, sus procesos sociales, como un aporte para fomentar iniciativas en torno a la convivencia, la reconciliación y la Paz.
Durante la jornada de bienvenida al diplomado, los líderes y lideresas de la #Ruta2019 se encontraron con los liderazgos que realizaron el proceso en el 2018 y, entre todos, se dieron a la tarea de coser el mapa de Cali que estaba dividido en siete partes y que había sido elaborado con retazos de tela de diferentes formas, texturas y colores con las que se representaba cada comuna y corregimiento del municipio.
El ejercicio simbólico de coser expresa que esta ciudad se encuentra fragmentada y que, para superar las realidades que tanto le duelen a las ciudadanías, “es necesario juntarse y pensar en que cada quien es esa aguja e hilo que une esfuerzos, teje lazos, intercambia saberes y experiencias que posibilitan construir una red de liderazgos que emprenda, desde cada rincón de la ciudad, iniciativas que permitan hacer incidencia social y política”, así lo dice Rubén Darío Gómez, coordinador del proyecto.
La mañana del sábado 11 de mayo, las manos dieron las primeras puntadas para unir esos liderazgos que se encuentran dispersos a lo largo y ancho de la ciudad, pero que hoy se encuentran, se reconocen, se miran para darse cuenta que, a pesar de que sus iniciativas hacen un aporte desde diferentes aspectos, cada uno y sus procesos trabajan para construir una ciudad especial que dignifique las formas de vivir.
Para Andrés Mosquera, uno de los líderes que ya hace parte de la Escuela “Entre Vecinos & Vecinas” y su proceso pedagógico, en el espacio se da “un compartir de saberes enorme de 70 líderes del municipio, entre comunas y corregimientos, quienes empezamos a compartir las dinámicas que cada uno trae y las iniciativas para hacer más fuerte el tejido social de nuestra ciudad”.
Mientras se iban juntando las partes de la gran tela, los liderazgos que bajaron de la zona rural para hacer parte del proceso, pusieron un tema importante sobre el mapa. Cali es un municipio con un amplio territorio rural, sin embargo, el 96 % de sus habitantes vive en el área urbana. Por eso hicieron un llamado para realizar travesías y así reconocer la “otra Cali” en la que vive el 4 % de ciudadanos, esto como un ejercicio que permita dimensionar toda la riqueza que se puede encontrar entre las montañas, esas que son visitadas con frecuencia por la gente de la ciudad, pero que muchas veces tienen prácticas que le hacen daño y ponen en riesgo la vida de los ecosistemas.
Los líderes y lideresas rurales invitaron a sus compañeros para que junto a sus procesos sean capaces de ver el potencial que existe en la Cali rural y se conviertan en defensores de la vida que en ella habita.
Son esos diálogos tejidos en el compartir los que hacen que, más que un diplomado, sea una Escuela por donde entran y salen experiencias y saberes; un espacio que sirve de reconocimiento entre los liderazgos y sus procesos para que estos crucen caminos y emprendan, como lo manifiesta Gómez, “nuevas rutas que hagan un aporte para que se resuelvan algunos de los retos que la ciudad tiene hoy alrededor del cuidado de la vida, la movilidad, la seguridad, el medio ambiente, la participación, la Cali Distrito Especial, entre otras realidades que requieren con urgencia ser superadas”.
Cali hoy tiene no solo los 70 liderazgos que realizarán el proceso de diplomado de la Escuela, sino que es una ciudad que cuenta con cientos de procesos y personas que cada día caminan las lomas de la ladera al oeste, otros que se mueven en el plan del oriente o atraviesan la ciudad de norte a sur, en un compromiso permanente para hacer de sus comunidades territorios de esperanza.
