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¡Que nos inunde tu amor, Jesús!

Columnista Monseñor Darío de Jesús Monsalve
Arzobispo de Cali

El canto de los Ángeles de Navidad, “Gloria a Dios en el Cielo y Paz en la Tierra a los humanos, amados todos por El Señor”, anuncia que Dios entró en el

Mundo. Y con Él, con el Emmanuel, (Dios-con-nosotros), el mundo entra en la órbita de la esperanza.

«excluidos el absurdo y la desesperación, que causan el suicidio de la humanidad»

De un mundo en el que Dios se hace hombre, terrícola, encarnación e historia, quedan excluidos el absurdo y la desesperación, que causan el suicidio de la humanidad, hundida en la violencia y condenada a rendirle culto a los poderes intramundanos  y a la muerte.

Dios entró en el mundo para abrirlo a la esperanza del Cielo y a la espera de una tierra en paz, desde la experiencia de sabernos amados. De esta  esperanza y de esta espera amorosa, nacen la fe que guía la razón humana y el amor que transforma toda relación.

«Esperanza y futuro que brotan de la Pascua y nos ponen en la espera y el apresuramiento de su Segunda Venida Gloriosa»

En el Tiempo de Adviento se unen la Esperanza y la Memoria, el futuro y el pasado de Cristo, que iluminan nuestro tiempo presente. Esperanza y futuro que brotan de la Pascua y nos ponen en la espera y el apresuramiento de su Segunda Venida Gloriosa (los 4 domingos de Adviento). Memoria y pasado que nos preparan para celebrar la Primera Venida,  en el misterio de la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios e Hijo del Hombre (Adviento cercano, del 17 de diciembre hasta la Noche Buena).

Démosle, pues, a este diciembre y a la Navidad 2020, el color, el sabor, la música, el mensaje, el regalo, el propósito y la espiritualidad de la esperanza.

Reunámonos en los grupos que la bioseguridad tolera; motivémonos todos a LEVANTAR LA MORAL, el ánimo colectivo. Sobre todo, a levantar, extendiéndole la mano, el brazo social, la mirada y el afecto del alma, al más débil, al más enfermo, al más afectado por los nervios, por la soledad, por la carencia, por el duelo, por la vejez, por sus errores, por la cárcel, por las injusticias y las violencias.

¡Vivamos la Navidad 2020!

¡Demos razón de nuestra esperanza! Los niños, adolescentes y jóvenes se apropien de este tiempo, con su creatividad y su alegría, sus danzas, cantos, bullas y dramatizados.  Representen ellos, a su modo, el coro de los ángeles, los pastores del Belén, el hogar de María y José, la mula y el buey, la estrella de los magos, los dromedarios y camellos, los Melchor, Gaspar y Baltasar…

«signos del Adviento como futuro, de las esperanzas que anhelamos se vuelvan realidades»

Pero, sean también los signos del Adviento como futuro, de las esperanzas que anhelamos se vuelvan realidades. ¿Cuáles? ¡Buen tema de conversación bajo techo, en la sala, en la pantalla, en la Iglesia, en los grupos de oración! Antes eran sobre “el pedido al Niño Dios” o el aguinaldo. Hoy sean sobre nuestras esperas y esperanzas, anhelos y propósitos, propuestas y sugerencias para el año 2021: para mejorar la convivencia, el abastecimiento alimentario en el sector, el mejoramiento de las viviendas, la seguridad en las calles y casas, el acceso a salud, educación y trabajo, el cuidado ambiental, etc.

Las crisis sanitaria, social, económica y ambiental, empiecen  a superarse desde la salud anímica, espiritual y afectiva, familiar y vecinal, que son los dones del Niño Dios y de su Hogar de Belén y Nazaret, los dones en las manos de los pastores en la noche del Nacimiento y en los cofres de los Magos de Oriente.

El gesto de la ADORACIÓN, que es el de Navidad, al rezar el Credo, en el “et homo factum est”, el artículo de fe sobre la Encarnación de Dios, hasta la adoración en la Epifania o fiesta de Reyes, se una al de la ADORACIÓN EUCARÍSTICA en cada hogar Cristiano, para vivir la continuidad entre misterio de Encarnación y Presencia del Amor Sacrificado.

En una patria en la que la muerte nos acecha con tantos prójimos armados y violentos, con el dolor del odio y de las codicias inhumanas, bien valdría el grito colectivo, desde casas, pantallas, altavoces y emisoras, a “enterrar” la violencia y unir las voces, a cantar unidos a la esperanza, CON EL HIMNO DE LA ALEGRÍA.  “Ven, Canta, sueña cantando, vive cantando al Nuevo Sol..”

Que en la noche de las velitas, en las novenas del aguinaldo, el 24 y 25, el 31 y el 6 de Enero, resuene este himno coral en casas, balcones,  terrazas, por doquier. Una CORAL NACIONAL a horas fijas, ojalá, para llegar a oídos y corazones de todos, especialmente de violentos, malhechores y agitadores del odio.

“Gloria a Dios en el Cielo y PAZ EN COLOMBIA a la que tanto ama Dios”. Amén

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