Alrededor de 32 organizaciones de Cali se encontraron en el Centro de Paz Urbana con el propósito de proyectar una agenda de Paz que conecte esfuerzos territoriales en el Pacífico y el Suroccidente colombiano.
Por estos días, las banderas que ondean con los anhelos de Paz que la gente tiene en cada rincón de Colombia, vienen siendo movilizadas, impulsadas por los vientos de un tiempo que se muestra a favor de ese propósito.
En el análisis sobre lo que ha sido el conflicto y los acuerdos de Paz en Colombia, Jesús Alfonso Florez, decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma de Occidente, explicó que la construcción de Paz “se parece a una colcha de retazos, se ha venido construyendo por pedazos”, lo que ha implicado serias dificultades para consolidarla y superar las espirales de violencia que por más de un siglo han estado presentes.
Esos desafíos por momentos, se han convertido en una frustración colectiva que ha llevado a la sociedad a dudar sobre las posibilidades de superar décadas de violencia.
Por eso, reunir a liderazgos, ciudadanías y organizaciones, es significativo en tanto que eso abre el lugar para construir unas agendas de Paz, desde un enfoque urbano, de quienes mantienen la esperanza en los territorios desde iniciativas artísticas, comunitarias, de mujeres, étnicas, entre otras, las cuales ayudan a configurar apuestas de incidencia social y política que recogen reivindicaciones históricas necesarias para construir la Paz desde la transformación de los conflictos sociales y el fin de los armados.
El cruce de agendas, propuesto por el Centro de Paz Urbana, se trató de “un espacio de exploración en el que la agenda se va construyendo en diálogos y tejidos, sin que nadie imponga lo que trae y más bien lo transforme en el camino que es capaz de emprender”, dice Rubén Darío Gómez, director del Centro de Paz Urbana de la Arquidiócesis de Cali.
Una de las reflexiones que queda de la jornada y que fue expresada por una de las 32 organizaciones, es que estos tiempos llaman a ampliar y fortalecer la participación de las ciudadanías para que “la agenda de Paz urbana esté en las manos de la gente”. Frente a ello, el decano Flores planteó que la “construcción de paz es un proceso vivo y activo que no depende solamente de los diálogos y negociaciones que se realicen entre actores armados y gobierno, sino principalmente del lugar que ocupen los sectores populares y organizados de la ciudadanía”.
Construir Paz es pensar en la construcción de país, asunto que demarca la posibilidad de pensar el futuro en el que la gente debe ser protagonista, el centro de las transformaciones al tiempo que las ciudadanías y sus organizaciones sean motores del desarrollo para la Paz que se edifica desde los lugares cotidianos.
