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Vivir con sencillez y expandir la solidaridad

Columnista: Yesid Idrobo

Colombia afronta una de las peores crisis en su historia producto de la epidemia mundial por la enfermedad del coronavirus. Sin embargo, las difíciles situaciones que el país vive han activado como nunca la solidaridad y con ello la esperanza en una humanidad creadora en función de la vida.

Tan solo en Cali, se cuentan por miles las víctimas dejadas por décadas de desatención estatal, de gobiernos que uno tras otro, no han sabido resolver los problemas en torno al hambre, la generación de empleo, la atención al habitante de calle, la cobertura en salud y educación, entre otras realidades que la institucionalidad sigue teniendo en deuda.

En el 2019, las cifras de la tragedia humana dan cuenta de las difíciles condiciones en las que viven muchas personas a quienes la soga de la marginalidad les aprieta aún más en los días del coronavirus. Por ejemplo, en Cali, 335 mil personas padecieron de hambre, 558 mil vivieron de trabajos informales que nos les da garantías para vivir dignamente, cinco mil mujeres y hombres tuvieron por casa las calles y los andenes de la ciudad, esto solo para hacer una pintura de los grandes retos que hoy, en medio de la pandemia, deben ser afrontados en comunidad, con un liderazgo colectivo decido y eficaz que posibilite garantizar la vida de los más vulnerables.

Por Twitter, la voz de monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali ha hecho un llamado para que la pandemia sea superada con el poder de las ciudadanías, con la “voluntad y los liderazgos de la gente misma, dentro de cada vivienda, en cada sector, barrio, pueblo y ciudad”.

Ha dicho monseñor Monsalve que “la unidad es la clave del éxito” y todo parece indicar que será la solidaridad, el amor entre hermanos y hermanas, la capacidad de sentir el dolor del otro como el dolor propio, la más efectiva “cura” para evitar que aquellos, que por años han estado en el aislamiento de sus más elementales derechos, sufran las peores consecuencias.

Si hay cosas positivas que destacar en medio de la actual crisis, es la capacidad creadora que en cada rincón de la ciudad está activando redes de vida, redes de ciudadanías dispuestas a servir a los demás, redes de vecinos y vecinas que hacen énfasis en que lo que más debe expandirse por estos días es la solidaridad.

Muchas lecciones nos irán quedando en la medida que vayan pasando más días. Una de ellas por ahora, es la invitación a vivir con humildad, con sencillez, con las cosas básicas, a vivir una vida en equilibrio para que todos y todas habitemos la Casa Común, alejados del consumo voraz, del individualismo como estilo, como marca que nos aleja del principio de que yo soy porque nosotros somos.

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