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Desarme Barrial Celeste

Columnista Darío de Jesús Monsalve
Arzobispo de Cali

Homilía en las exequias de la niñita Celeste Vera Gómez, marzo 5/2021

Texto del Evangelio:

“Guárdense de menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo les digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18,10).

  1. Visitar el futuro.

Desde el cuerpecito sin vida de Celeste, aquí ante nosotros, el Evangelio nos invita a todos a VISITAR nuestro futuro.

La memoria cristiana, no es solo visitar el

pasado, ni siquiera el

mero presente.

En Jesucristo, que venció la muerte y manifestó la resurrección, nuestro futuro se abre y podemos “visitarlo”, anticiparlo.

Él quiere que veamos, a través suyo, el rostro de Dios como Padre.

Nos dice que, ya desde niños, en la inocencia, tenemos nuestro propio ángel en el Cielo.

Valga decir que cada uno tiene “un doble” que contempla este rostro de Dios e intercede ante él, para que llegue cada uno a la meta final, a la plenitud de la felicidad, plenitud de amor, paz, gozo y descanso: unión o fusión de cada uno con su ángel, por toda la eternidad.

En este marco “celeste”, celestial, ubicamos este mandato de Jesús: “¡guárdense de menospreciar a uno de estos pequeños! ¡A ninguno! Porque “sus ángeles están ante el Padre Dios”.

  1. Entrar en el silencio.

En este momento, ante el cuerpo de esta pequeñita que comenzó a existir desde el vientre materno y nació para vivir solamente trece meses, truncada su vida por la bala de un disparador, se queda uno mudo, quisiera no decir nada, guardar adolorido silencio.

Quisiéramos entrar en el silencio como una elocuente parábola de protesta ante tan cruel tragedia.

Pero no podemos quedarnos en el silencio, cuando no se silencian las armas, las rencillas, los odios, las guerras y balaceras.

Cuando el mal de la violencia armada sigue causando tanto dolor, causando estruendo por todas partes.

  1. El silencio se vuelva DESARME.

Quisiéramos, entonces, que el silencio se transforme en desarme como actitud, como mentalidad, como acción por la vida, la identidad y la dignidad humanas, por la seguridad de todos.

“Desarme”, más que una palabra, es un grito que surge de esta Colombia martirizada, en la que, cada vez, proliferan más y más las armas.

Se dice ya que no inundan, sino que contaminan de muerte la ciudad.

Drogas y armas se combinan en este tráfico letal.  Según estadísticas, se triplican las armas de fogueo y de fuego en una ciudad como Cali. Y creo que se trata de un incremento mayor, preocupante, de suma gravedad.

  1. ¿Dónde está el Estado?

En la legalidad colombiana, según el artículo 223 de la Constitución, la posesión o el porte de armas no es un derecho,

sino una excepción, un “permiso” de las autoridades.

¡Es imposible que no detengan el incremento de armas en poder de civiles!

¡Es imposible que sigan otorgando permisos y que se oculten más el comercio y el tránsito libre de armas y de armados en los territorios!

¡Es imposible que, en medio de este infierno de crímenes, se convierta en bandera política tumbar las limitaciones constitucionales para adquirir y portar todo tipo de armas y se privatice el derecho colectivo a la seguridad con todo tipo de personerías a “seguridades privadas”, fomentando el espíritu de la autodefensa!

¡Es imposible que, como ciudadanos y constituyentes primarios, nos quedemos quietos, sin parar este despeñadero!

  1. Desarme barrial “Celeste”.

Quisiera, entonces, proponerles algo: que el silencio que nos crea hoy Celeste en el corazón, fructifique en un proyecto de desarme barrial, desde las comunidades y la población entera, en cada territorio.

Este desarme comienza hoy, ciertamente, en nuestros corazones. Comienza en el corazón de Edwin y de Johanna, padres de Celeste, y de sus familiares y demás allegados a esta preciosa bebita.

Ahora tendrán qué elaborar este terrible duelo, sanando sus almas con la fuerza de Dios, entablando una nueva relación con su angelical Celeste, que es ya un espíritu radiante, desde el Ser de Dios en el Cielo.

Ahora no podrán ya arrullarla  entre sus brazos, pero sí acariciarla, llevarla y abrazarla en sus propios espíritus, unirse con ella en el corazón, para que ella siga creciendo en ellos y en nosotros de otra manera.

Quisiera, de verdad, que el nombre de Celeste no se olvide, ni su bella personita. Que este programa de desarme urbano se llame desarme barrial “Celeste”. Que el lindo nombre de esta criatura quede estampado en la memoria de esta ciudad.

Que sea Celeste, desde el Cielo de Dios, quien nos ayude a ponerle freno a esta situación.

Nada más de “balas perdidas”, de hombres y mujeres como disparadores escondidos, ellos sí perdidos, camuflados, ocultos, que sueltan de un arma de fuego las balas, sabiendo que alguien morirá, y nos inducen a llamarlas “balas perdidas”, desviándonos de la ruta de verdad y no repetición.

Y esta vida no puede quedarse así, sin que la sociedad entera reaccione.

  1. Invitación a los dos primeros barrios.

Invito a las gentes de los barrios Doce de Octubre y Julio Rincón, en cuyas fronteras ocurrieron los hechos, a que sean los dos primeros barrios en iniciar este DESARME BARRIAL CELESTE(DBC).

Propongo que se conforme el Consejo barrial de desarme, integrándolo con adultos mayores, hombres y mujeres, con dirigentes de educación en el barrio, con los párrocos y pastores de Iglesias, con algunas cabezas de hogar.

Igualmente, propongo que, con la mayor participación, se redacte un “manual de desarme barrial”, en el que se recojan aportes de sectores, grupos generacionales y organizaciones, relacionados con prevención, formación, capacitaciones, procesos y procedimientos, jornadas y recorridos barriales de desarme.

Esto no puede seguir así. Son las comunidades las que deben actuar.

Es duro, pero en 45 años de cura y 28 de obispo, son muchas las negativas al desarme por parte de gobiernos; de los militares, quienes son los responsables del control de armas; de sectores políticos que toda una vida la han pasado intentando armar a civiles, o poniéndolos como informantes y apéndices de las instituciones de fuerza pública.

Es hora de exigir, sin miedo, el desarme. A militares, al Estado, a los políticos.

Sobre todo, a quienes buscan nuestro voto ciudadano.

  1. Desarme y Arquidiócesis.

En honor de Celeste, declaro desde hoy que la arquidiócesis de Cali, con la Vicaria de Reconciliación, con el programa de barras de fútbol con sentido social, y con la delegación de vida, justicia y paz, nos dedicaremos a impulsar el desarme barrial, empezando por estos dos barrios.

¿Están ustedes de acuerdo con que iniciemos esta labor de desarme barrial “Celeste”?

(la asamblea de fieles prorrumpió en aplausos y en un SÍ clamoroso).

Con su aprobación, delante de Celeste y ante el Padre Dios que ella está viendo, lo asumimos juntos.

“NOS COMPROMETEMOS A IMPULSAR EL DESARME BARRIAL CELESTE”. Desde el Cielo, Celeste no será ya una niña inocente sino un ángel consciente, ante Dios, que nos ayudará en esta tarea.

“Goce de tu gloria, Señor, descanse en paz e interceda por nosotros Celeste, Amén”.

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